domingo, agosto 22, 2004

El haiku de Batiduende.

Hola, queridos lectores! (NOTA: los dos o tres que leen esto - y eso que incluyo a Batman, quien es dueño del blog.)

Su audaz pero adorable anfitrión ha regresado de un viaje en busca de conocimiento. Fue toda una odisea épica de proporciones... eeehh... EPICAS! Un viaje bíblico y legendario que duró dos o tres horas (y eso que tuve que ir en buseta) en busca de sabiduría. Mis travesías marcopolónicas me llevaron alrededor del mundo (asumiendo que el mundo comienza por Durán y termina en Riocentro los Ceibos - la verdad no se que carajos hay mas allá.) Dialogué y filosofé las enseñanzas de Borges con shamanes indígenas en lo profundo de la selva (O a lo mejor era el parque ese que queda por la Kennedy), aprendí la belleza y simplicidad del Bushido a mano de los cuatro amos de la guerra, contemplé la sabiduría de una cultura olvidada con los siete sabios del bosquecillo de bambú, le compré chicle a un moreno hijo de puta que salió corriendo con el vuelto, me sumergí en la infinita tristeza de los poemas de Lorca con los antiguos místicos de la China, les compré wan-tan frito y sabía a bolsas sudadas, luché a muerte para salvar la ciudad de una sub-raza de mutantes que habitan en las alcantarillas de la ciudad.

Mis incontables viajes, de los cuales ya les conté, terminarón cuando conocí a Olga. Ah, mi bella Olga.



Conocí a Olga en una discoteca en la isla trinitaria, donde se reúne la elite guayaquileña. Yo había bebido unas copas de Crystal, bebida de campeones, cuando de repente este ángel mulato me invitó a un motel. Al llegar al motel perdí el conocimiento, y no estoy seguro de que pasó. Pero, si estoy seguro de algo; estoy seguro de que hicimos el amor como dos animales salvajes en celo de algún modo mientras yo estaba inconsciente. Estoy seguro de que todas sus necesidades de mujer quedaron satisfechas como solo un hombre de mi increíble virilidad puede satisfacerlas. Ella quedó tan satisfecha de mis exuberantes proezas sexuales e inagotable libido que tuvo que llevarse una parte de mi. Eso es lo único que explica porque desperté a la mañana siguiente en una tina llena de hielo con un hígado menos.

¿Ah, mi querida Olga, donde te habéis marchado con mi hígado?

Que aventura la mía. Pero, lo mas importante es que he podido recopilar toda la sabiduría del universo en un solo poema haiku que quiero compartir con ustedes.

Miradlo!


- ¿Quién crees que eres,

- semental consagrado?

- Batiduende soy.



Predíquenlo, amigos. Predíquenlo.