miércoles, junio 21, 2006

El Peor Día de mi vida.

Me había empezado a doler la quijada, y me imaginé que podría ser una muela del juicio, así que fui donde mi tío que es ortodoncista. Yo tengo un cerro de tíos y primos que son doctores de alguna huevada u otra, porque un lado de mi familia es una maldita dinastía casi ancestral de doctores manabitas que han estado atendiendo casos de ‘patadas de mula al huevo’, ‘violación anal montubia’ y otras de las enfermedades de la niñez que son comunes allá por Rocafuerte, Chone, Calceta y otros pueblos de mierda de esa zona desde los tiempos de la colonia y el rey Pepino. La verdad es que ni son tíos, porque para explicar mi parentesco con la mayoría de esa gente hay que contar una telenovela tipo “ese man es el primo en segundo grado del concuñado del hijo bastardo del tío de mi abuelo”. Yo les llamo tío a todos porque la verdad nunca me he aprendido todo el maldito y gigantesco arbusto genealógico de mi familia. Hay pueblos enteros allá en Manabí que son parientes ilegítimos míos, porque creo que un primo de mi abuelo era prácticamente un violador, o se lograba levantar cualquier chola porque el man era blanco europeo… o alguna combinación de las dos cosas. Mi mamá una vez me dio una lista de pueblos que no puedo visitar, porque si ven a un tipo con rasgos de la familia, lo matan a punta de escopeta y machete; mi tío nunca reconoció a un cerro de bastardos como hijos, y hay un poco de hijueputas sin apellidos bien cabreados por allá por eso.

Mi tío ortodoncista (no le gusta que le digan dentista) me cae bien, porque siempre habla huevadas cague de risa, y nunca tiene plata porque todo lo que gana se va para mantener a la familia, a sus mozuelas, sus hijos bastardos, y para comprar tonteras nuevas para el consultorio. Yo no sé cuanto gaste en mantener bastardos, pero si el man gastara en condones de vez en cuando, sería millonario. Un día sacó una foto de una niña de tres años y me preguntó “Me dicen que es hija mía y que tengo que darle plata. ¿Se parece a mí? Yo creo que no, pero dame tu opinión”. Esa era la tercera bastarda, y de ahí yo dejé de contar. Pero igual me tío vale verga porque la que me hizo el viernes pasado.

Mi tío me había visto la muela del juicio y me dijo que era el man era un chepo y que podía sacar la muela sin cirugía ni nada para que me salga más barato. Mi tío es un cojudo y habla huevadas. Llegué al consultorio como a la una y media, y me empezó a atender unos minutos después. Primero intentó sacar la muela con una palanca o una huevada así, pero mi muela es tan chepa y ninja como yo, y si no quiere salir no la vas a sacar con esa mariconada. Después de una hora de estar tratando con alicate y palanca, la muela como si nada. No la tumbaba ni He-Man de un puñete. Recién en este rato me tío le hace caso a una de sus mozuelas / enfermeras y le saca una radiografía a la muela.
¡TUCO DE MUELA! ¡La maldita tenía unas raíces tan gruesas y fuertes que no las tienen ni las muelas de Van Damme! A mi tío se le ocurre partir la muela en dos a punta de taladro. La muela era tan hijueputa que solo se quebró la corona. Después de unas horas de taladro, alicate y palanca, nada que la muela de mierda salía, y mi tío seguía pendejeando y diciéndome “tranquilo, que ya sale” yo ya me cabreé. “¡Vales verga, tío!” le gritaba yo. La huevada era que esa muela si había que sacarla con cirugía, y que si el man me hubiera sacado la radiografía antes de meter mano, se hubiera dado cuenta. Aparte de que mi tío no es cirujano dental, aunque si le mete mano a eso en Rocafuerte, donde tiene otro consultorio, el man no tenía equipo de cirugía (solo tiene eso en Rocafuerte). El cojudo de mi tío estaba tratando de sacarme la muela a la McGuyver con las pendejadas que tenía a mano porque ya la había cagado y no quería admitirlo. A las cuatro de la tarde, ya me había metido dos inyecciones de anestesia, y una tercera ya sería un chance peligrosos, porque esa tontera no te la puedes andar metiendo como si fuera agua. El man ya estaba molido y no podía seguir fregando con la muela, y yo estaba más molido todavía y tenía la boca hecha mierda. Después de tres horas de la cirugía rústica de mi tío, la tortura china es una mariconada. Mi tío se rindió y me llevó al consultorio de un cirujano dental que tiene un consultorio por la Clínica Kennedy (la de la Kennedy).

DRAMATIZACION
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El man en cinco minutos hizo lo que mi tío no pudo en horas. Después lo puteó a mi tío por andarse metiendo en huevadas que no sabe y sin equipo. Mi tío había llamado a mis viejos para contarles lo sucedido, y como es un exagerado de mierda mis viejos pensaron que estaba medio muerto. Cuando salgo en la sala de visitas estaban mis viejos y como cinco parientes más que no sé de donde salieron. Entre esos parientes estaba otro tío mío que también era doctor. Ese tío si es chepo porque el man fue doctor del ejercito de los Estados Unidos en Vietnam; si algún te dispara un chino comunista, mi tío te manda un ungüento para esa huevada. Mi tío vio la lista de remedios que tenía que tomar después de la operación, y me dijo que eran pendejadas y que el man conocía una droga mejor. Mi tío me consiguió una cosa que se llama Klosidol que me dijo que es cuarenta veces mas efectiva que la morfina. Eso me venía bien porque la trompa me dolía como si Mendez me hubiera pegado un patazo a la trompa. Según mi tío que los marines gringos se toman cuatro y con eso se quedan voladotes por todo el día. Yo solo me tomé una y ya no me dolía nada. Me podrían haber clavado un cuchillo y yo me hubiera cagado de risa. Al día siguiente se me pasó el efecto y me dolió hasta el alma otra vez.

Debido a que tuve la boca abierta por cuatro horas, se me hizo mierda el labio y hace parecer que tengo herpes y chancro blanco. Por lo menos ya me bajó la inflamación, porque parecía que tenía bemba de negro. Hasta hoy día todavía me duele la boca, y solo puedo tomar sopa, caldo, cremas y para de contar que ese es mi desayuno, almuerzo y cena.

La moraleja de la historia es que mi tío es un cojudo y vale verga.