miércoles, agosto 23, 2006

Por qué los hombres odiamos a Richard Gere.

Yo siempre he pensado que odiar a este cojudo es un acto natural, tanto o más natural que respirar, comer o escribir historias porno sobre Pegajoso y Janine de Cazafantasmas. Odiar a Richard Gere para mí era parte de la condición humana: inevitable, importante, justo y necesario. Nunca pensé que había una razón detrás de un odio tan perfecto, natural y hermoso -- Si ese odio fuera una pintura, estaría en el techo de la capilla Sixtina y el Papa daría misa debajo de él.

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-- Aaaayy, mi papi chulo verde, no me la meta en seco.
-- Mijita, yo siempre estoy lubricado.


Debido a recientes avances en tecnología hidronáutica, animación con plastilina y acupuntura china, me he visto obligado a reevaluar la naturaleza de ese odio común que todos los hombres sentimos hacia Richard Gere. Yo creo que he logrado encontrar la ciencia detrás de ese odio. No es porque el solo aparece en películas para peladas. No es porque es bien conocido que un día se auto penetró el ano con un hámster. La respuesta es muy simple: Richard Gere no es humano.

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Miren esa foto. Miren esa vacuidad mental. ¿Es esa la cara de un ser con alma? ¿Es esa la cara de un ente pensante con sentimientos? ¿Es esa mirada más vacía que la alcancía del Aucas la mirada de tu prójimo y hermano? No, por supuesto que no. ¿Es un androide? ¿clon? No, Richard Gere es un juguete, un juguete de las mujeres, y eso lo convierte en una abominación.

Richard Gere es una especia de homúnculo con el cual las mujeres quisieran reemplazar a los hombres de verdad. Me imagino yo que todos los hombres que leen este blog, desde los más pimp daddy chulos como Pegajoso hasta los más balurdos, han de haber conocido a alguna mujer en su vida. De ley esa amiga/conocida/enamorada en algún momento tuvo que haberte dicho “Los hombres son un brutos bla bla bla se la pasan viendo fotos de chicas desnudas bla bla bla.” Esto se debe a que cuando Dios creó a la mujer, el man estaba apurado y tenía que terminar otras huevadas y la programó mal. Por algún lado del cerebro femenino hay una subrutina que se prende al azar por lo menos una vez por mes que las obliga a decir esa huevada. Si la pelada es media pilas y por algún lado se ha leído alguna cosa sobre el feminismo, puede que te saque esa tontera de que las fotos porno son malas porque “objetifican” a las mujeres. Obviamente nosotros los hombres, excepto los más pusilánimes del universo, no entendemos esa huevada para nada. Si miramos una foto de una pelada es porque nos parece que está bonita y eso es todo ¿Alguna vez han visto a un hombre quejarse de la existencia de Playgirl o cualquier revista con fotos de hombres en pelotas? Claro que no; porque los hombres comprendemos que, si una mujer quiere ver fotos de hombres en pelotas, es cosa suya y no significa que sea una maldita puta loca que odia a los hombres.

Pero Richard Gere es una objetificación de los hombres. Es el hombre visto como objeto: un objeto vacío carente de todas las cualidades que lo hacen hombre. El man es una especie de robot diseñado para satisfacer mujeres de manera no sexual. Vean cualquier película del man – lo cual no le recomiendo ni al hombre manco que mató a mi esposa y e hizo que me acusaran a mí, convirtiéndome en el Fugitivo – y verán que aún cuando Richard Gere hace algo malo, es algo bueno para las mujeres. Richard Gere puede empezar una película como un completo careverga, pero es plastilina en las manos de Julia Roberts o Melanie Griffin que lo cambian y lo transforman en el marido perfecto: completamente capado y entrenado. Esto es porque a las mujeres les encanta cambiar a los hombres con los que se enamoran. Richard Gere solo ofrece una fantasía de cambio, porque el desgraciado ya nació sin bolas.

Es por eso que odiamos a Richard Gere; porque el man es una abominación a los ojos del hombre.