domingo, junio 26, 2005

Viajar vale Verga parte 3: Todas las personas que trabajan en los aeropuertos son unos carevergas.

Aquí Batiduende robándome un tema de Tijerón por un momento.

Quisiera enviarle un mensaje a todas las personas que trabajan en aeropuertos. Si ustedes conocen a alguien que trabaja en un aeropuerto, por favor copien el siguiente mensaje y envíenselo.

Vales verga. Eres un maldito hijo de tu grandísima puta madre y espero que algún día seas violado analmente por unas avispas asesinas africanas. Espero que te caiga lepra en la verga y la verga se te caiga en un hormiguero de hormigas come carne y que se te coman tu diminuto pipí mientras lloras. Y si eres mujer, ojalá que una maldita anguila se te meta por la vagina y te empiece a morder las trompas de Falopio. Los odio a ustedes con un odio que normalmente está reservado solo para el hombre manco que mató a mi esposa e hizo que me acusaran de un crimen que no cometí.

¿Por qué fluye este odio tan puro y perfecto, como agua de manantial, contra estos asquerosos seres hermafroditas subhumanos que se arrastran y defecan en nuestros aeropuertos? Porque se lo merecen.

Hace unos pocos años, yo tenía que viajar a Indianápolis. Este es un viaje que te lleva a visitar tres aeropuertos de Estados Unidos: Miami, Chicago y de ahí el de Indianápolis. ¿Saben que aprendí de este viaje? Que en cada uno de esos aeropuertos está repleto de CAREVERGAS. Y nunca, nunca, nunca, nunca, se te ocurra viajar con una camiseta de Superman puesta.

Image hosted by Photobucket.com
Si, esta es la camiseta de Superman. Y sí, es la misma que llevaba puesta cuando me tocó estar en mesa durante las elecciones y un maraco me gritó “ ¡Uuuuuuuuy, mi guapo Superman, llevame volando! ¡Soy tu Luisa Lane!” Yo salí huyendo, y a la verga la jornada de democracia. Encima que gana Lucio, me vienen a querer violar unos maracos. Esta camiseta tiene una maldición.


En el aeropuerto de Miami, tenía que pasar por inmigración, ya que a diferencia de Tijerón, yo no tengo pasaportes de varios países con identidades falsas para escapar de mis ex-esposas, de la policía y de los yakuza. Entonces, un cubano hijo de puta, (ojalá Fidel te encuentre y te viole con su barba) me dice “Oye chico, no te puedo dejar entrar a Estados Unidos, ¡chico!” Y yo le pregunto “¿Pero por qué?” Y el man me dice “Porque tú eres Superman, y eres un ILLEGAL ALIEN, chico. Me entiendes, chico. JA, JA, JA. Un Illegal Alien. Porque Superman es de otro planeta, chico. Y tú estás usando una camiseta de Superman, chico. ¡JA, JA, JA! Es un chiste, chico. Me entiendes. Es una broma, chico.”

Ah... ¡Ja, Ja, Ja, Ja! Maldito pendejo. Ojalá que algún día te toque un terrorista y te meta bala.

Luego en el aeropuerto de Chicago, tuve que pasar otra vez por esa mierda donde te revisan para ver si vas a llevar un tijerita, una lima, un cortaúñas o alguna otra super-arma ninja para tomar control del avión. Esto me parece muy estúpido. Si hay algún tipo en el mundo que se pueda tomar un avión con un puto cortaúñas, entonces esa persona o es Batman o McGuyver. Y créeme, ese hijo de puta no necesita el cortaúñas, porque tranquilamente le puede sacar la chucha a todos en el avión con los puños. Pero eso es otro tema.

En fin, yo estaba pasando por el detector de metales, y la mierda seguía sonando como si llevara cargando al maldito hombre de hojalata en la espalda. Nadie daba pie con bola de por qué sonaba esa mierda, y yo ya me estaba cabreando. De repente uno de los pendejos que trabaja ahí dice “Ah, ya sé porque suena. Porque eres Superman EL HOMBRE DE ACERO. ¡JA, JA, JA, JA! ¿Entiende? ¡ACERO! ¡DETECTOR DE METALES! ¡JA, JA, JA, JA!”

Ja, ja, ja, ja... Ah, guardia de seguridad del aeropuerto, serías mas chistoso si no fueras un pendejo que gana sueldo mínimo.

Al final habían sido mis zapatos, que por lo visto tienen una punta de metal, para defender los dedos de mis pies de posibles ataques de pitufos bien armados.

Lo peor fue al final. Cinco minutos antes de subirme al último avión camino a Indianápolis, me entraron unas ganas de cagar malditas. Yo me dije a mi mismo “Chucha, no puedo ir a cagar ahorita porque ya estamos abordando. Bueno, supongo que me tengo que aguantar un rato y cagar en el avión.” ¡GRAVE ERROR! Me subo al avión. El avión despega, y después sale un maldito sádico hijo de puta azafato que dice que en este vuelo no se permitirá usar el baño por que les dio la puta gana de no dejar mear ni cagar. Por suerte solo era un viaje de mediar hora, que se me hizo eterna porque estaba utilizando toda mi concentración para evitar que mi mierda saliera disparada por todos lados. Y justo me tocó estar sentado a la derecha de una gringa que estaba bien buena. Y la gringa esa me estaba haciendo ojos, pero yo estaba muy ocupado evitando cagarme como para levantármela. Y creo que después de que ella me vio agarrándome el estomago mientras gritaba “¡AAAAH, ME CAGO! ¡SE ME SALE EL HIJO! ¡SE ME SALE UN MULATO POR EL CULO! ¡AAAAH!” pensó que yo era un loquito peligroso y no me hizo ojitos por el resto del vuelo. Gracias a Dios pude cagar sin problemas en el aeropuerto de Indianápolis.

Así que por culpa de todos estos engendros putrefactos que se arrastran en los aeropuertos no pude coronar con la gringa, y tengo malos recuerdos de mi linda camiseta de Superman.

Los odio, hijos de puta.