viernes, enero 01, 1999

Supercampeones #539 versión 1999

Escuchando en el yukevox: Alguna canción de a verga de 1999 por algún cojudo que estaba de moda en esa época.

NOTA: No sé porque he puesto a Carabalí como un criminal, porque hasta donde yo sé, todavía no ha cometido un crimen, pero por algo será. Tiene cara sospechosa.

Rugía el motor del carro de Héctor Carabalí al rodar por las calles llevando a Oliver, Steve, Richard Tex Tex, y a la novia de Oliver, la Patty. Los muchachos conversaban alegremente mientras Héctor Carabalí conducía.

“Oye, Oliver, ¿te puedo hacer una pregunta algo personal?”

“Claro, Richard, pregunta con confianza.”

“No es ninguna cosa homosexual, pero... ¿por qué hombre tú te harías gay y le mamarías la verga? No es nada gay, es solo una pregunta.”

Oliver se quedó callado unos segundos, y puso una cara del tipo de caras que pone un perro gran danés cuando tratas de explicarle como funciona la física cuántica. “Creo que no te entendí muy bien, Richard,” dijo finalmente.

“Es muy simple, mira: Sin ser gay, y sin que te gusten los hombres, ¿qué hombre tú consideras tan guapo, que le harías sexo oral?” Respondió Richard.

“¿Eres estúpido? ¿Cómo se te ocurre decir que esa huevada no es homosexual, reflechucha de tu madre?”

“¿Sabes qué, Oliver?” dice Steve metiéndose en la conversación. “Yo también pensaba putear a Richard por hablar huevadas, pero ahora que lo pienso la verdad es que yo creo que si tiene un punto. Yo le mamaría el huevo a Brad Pitt. No porque yo sea badea, sino porque el man sale en una películas muy buenas y se merece que le mamen la verga.”

“Ves, Oliver, Steve si entiende la idea. Oiga, señor Carabalí, ¿usted a que hombre le mamaría la verga?” Pregunta Richard.

“Déjame pensarlo una rato... Hmm... No se la mamaría, pero si le daría por el ano a Legolas del Señor de los anillos. Con ese pelito pintado largo hasta parece pelada guapa, y como no es muy tuco lo puedes sostener fácilmente de las manos para que no se escape. Ese truco lo aprendí cuando estuve en prisión.”

“Pero usted solo estuvo en prisión dos horas,” dice Steve.

“Pero igual pude aprovechar,” contesta Carabalí antes de pegarse una carcajada macabra. “Eso me recuerda que vamos a pasar por el banco, porque necesito hacer un... digámosle... retiro. Oliver, tú llevas la recortada.”

“¿Para qué vamos a llevar armas al banco, señor Carabalí?” Pregunta Oliver.

“Es que es un barrio muy peligroso, con mucho pandillero y... guardia de seguridad.”

“Ah, eso lo explica todo,” dice Richard. “Pero, Oliver, aún no has contestado a quién le mamarías el huevo.”

“No pienso contestar esa pendejada, hijo de puta. Ya dejen de hablar mariconadas. Me tienen harto. Todos los días es lo mismo. ¿Por qué no podemos tener una sana conversación normal sobre fútbol o algo?”

“Cállate, Oliver, y no jodas,” dice Patty, que había estado escuchando con mucha atención toda la conversación. “El tema está interesantísimo, y no había podido tener ninguna fantasía de hombres homosexuales desde que se acabó Gran Hermano con el Lobo y el otro maricón de Álvaro. Continúen por favor muchacho, y mientras mas detalles mejor, que me pone arrecha.”

“Que no es de homosexuales, Pata,” dice Steve. “Uno le puede hacer el amor a un hombre, y amarlo de verdad, sin ser maricón.”

“¡No, no se puede, chucha de tu madre!” Dice Oliver. “¡No te puedes culear a un hombre sin ser maricón, ese es todo el punto de ser gay!”

“Mira, Oliver,” dice Steve. “El problema aquí es que el homosexual eres tú. Yo estoy muy seguro de mi hombría. Estoy tan seguro, que te puedo decir con que hombres yo quisiera culear.”

“Perdonen que interrumpa, pero aquí hay una UZI para que la lleve la Pata,” dice Carabalí.

“¡Arrecho!” Dice Patty.

“Volviendo al tema,” dice Richard. “Yo creo que Steve tiene un punto. Tu tienes miedo de decirnos a que hombre tú le harías el amor, porque eres un homosexual. En cambio nosotros, que somos bien hombrecitos, podemos hablar de esas cosas calmadamente. Y además, la Pata me dice que tú nunca le has hecho nada, y eso prueba que eres un maricón.”

“No es maricón, solo es cojudo,” dice Patty para defenderlo.

“¿Es acaso ser cojudo querer llegar virgen al matrimonio?” Pregunta Oliver.

“Si.” Dicen Steve, Patty, Richard y Carabalí al mismo tiempo.

“Y, además, ya te dije que le pregunté a un cura, y el cura me dijo que por atrás o por la boca no cuenta,” añade Patty.

“¡No, hacer el sexo en forma no natural hace llorar al bebé Jesús! Mi papá me contó, que un día se lo metió por atrás a mi mamá, y eso enojó a Dios que hizo que se le pudrieran todos los ovarios en el vientre, y por eso yo no tengo hermanitos.”

“No seas pendejo, Oliver,” dice Steve. “Tú no tienes hermanos porque tu viejo es un maricón que prefiere estar metido meses en un barco con marineros sudorosos que un minuto en la chepa de tu madre.”

“Steve, tú llevas la treinta y ocho,” dice Carabalí.

“¡Calumnias! Mi viejo se la pasa en el barco todo el día, porque tiene que encontrar la legendaria tierra seca.”

“Ese no es tu viejo, imbécil, ese es el man de Waterworld.” Dice Patty.

“Bien, ya llegamos al banco. Ah... por cierto... si alguien les pregunta, de broma digan que me secuestraron,” dice Carabalí.

“No se preocupe, señor Carabalí,” dice Richard. “Bueno, mas tarde terminamos la conversación.”